El bullying es una de las situaciones que mas se esta presentando entre los niños pequeños, y muchas veces para los padres es complejo encontrar las razones del comportamiento de sus hijos y encontrar pruebas de que si sufren de abuso en sus colegios. 
Es un tema que se está tratando en todo el mundo y aunque algunos padres saben de que se trata, no se imaginan que sus hijos puedan estar pasando por este tipo de situación. Esto es vivido por niños que tiene que soportar acoso, violencia, maltrato físico o verbal y cuya presión es tan fuerte para quien lo padece, que pueden llegar a caer fácilmente en las garras del suicidio. Lo grave es que muchas veces es complejo detectarlo, pues los niños son tan astutos para poder esconder las causas de lo que le preocupa y de lo que les produce tanto miedo, además que muchas veces son amenazados, y por el miedo prefieren callar.
Obviamente los comportamientos cambian y para un papá o una mamá puede ser fácil que empiecen a evidenciar que algo no anda bien con sus pequeños. Por lo general son los niños los que más sufren de este tipo de acoso a manos de niños de su edad o de adolecentes y se caracterizan por ser los mejores académicamente, los más callados o incluso los más educados y los más grandes ven la oportunidad perfecta para molestar a quienes seguramente no sabrán como defenderse. Algunas de las señales más frecuentes para identificar si un niño sufre de bullying son:
– Primero los cambios de ánimo, pues de ser un niño feliz y sonriente, se vuelven prevenidos, atemorizados, callados y que no quieren salir ni ver a nadie. Para que estén triste o lloren debe ser por una razón evidente o justificada como una caída o como una pérdida de algo que valoren mucho, pero son preocupaciones pasajeras y que olvidan fácilmente.
– Un segundo rasgo para empezar a tener preocupación, es que empiecen a negarse a querer ir al colegio, cuando era uno de los mas emocionados cuando de ir a estudiar se trataba. Siempre habrá motivos que poco a poco se verán descubiertos, como inventarse una enfermedad.
– Es verdad que los niños se caen jugando, pero muchas veces los golpes no son tan frecuentes o tan duros como para que tengan moretones y heridas, algunas de gravedad.
– Por último, empezara a perder las cosas de manera injustificada entre objetos y dinero, pero cuando se le pregunta, no sabe justificar esa pérdida o inventa argumentos que difícilmente se pueden creer.
Cuando se presente una situación de este tipo es importante que los padres busquen apoyo sicológico y por parte de las directivas para encontrar a los responsables del abuso a sus hijos y que no se presente con otros menores. Por otra parte, los niños deben sentir un apoyo de sus padres, para que el miedo se reduzca y puedan contar las cosas como en realidad pasan.
