Cómo evitar recurrir a los castigos infantiles

Si queremos evitar que nuestros hijos se sientan tristes a la hora de recibir un castigo y enseñarles a volver a calmarse sin necesidad de recurrir a éstos, van a aprender a manejar mucho mejor sus emociones, algo que va a evitar conflictos en un futuro. Descubre algunas ideas para conseguirlo. Cómo evitar recurrir a los castigos infantiles

Objetivo

El objetivo principal es conseguir que los niños logren controlar las conductas no deseadas sin que para ello sea necesario recurrir a un castigo. Una técnica muy habitual y que resulta muy sencilla de llevar a la práctica es utilizar “la silla de pensar”. Consiste en que estén durante un período de tiempo corto apartado del resto de la familia y de amigos después de un comportamiento malo. Esta técnica sin embargo, no suele recibir mucho apoyo ya que dicen los expertos que se trata de un castigo en definitiva.

Por eso proponemos no castigar a la par que enseñarles cómo expresar sus sentimientos y  relajarse. Para ello es fundamental  estar muy tranquilos a la hora de comunicarse con ellos.

Es muy importante escuchar y observar en el momento en que los conflictos surgen para conocer cuáles son esas razones que le han llevado al pequeño a comportarse mal. En numerosas ocasiones el desconocimiento es la base de su mal comportamiento por lo que bastará con hacerles entender que no deben volver a repetirlo. Por eso es muy importante escucharles lo más atentamente posible para comprender las motivaciones que le han llevado a esa situación.

La confianza y la flexibilidad también son muy importantes. Se debe establecer un entorno de confianza para los más pequeños para que se sientan libres y cómodos para tener en cuenta las iniciativas de los adultos. De esta manera se sienten mucho menos presionados y se mostrarán mucho más relajados, moderando así la conflictividad y la impulsividad.

Eso sí, cuando el pequeño no atiende a razones o cuando tiene  una rabieta, lo cierto es que no será el momento de intentar explicarle nada. En este caso lo principal va a ser conseguir que vuelva a calmarse y la música puede resultar un excelente aliado. Consigue una música que sea suave, con sonidos naturales o incluso clásica y dejar que la escuchen. Si atienden a ella conseguirán alejarse de eso que les ha llevado a comportarse mal a la vez que a tranquilizarse. Una vez lo han conseguido ya se podrá hablar con ellos y explicarles con paciencia la situación para que puedan entender por qué no tienen que volver a comportarse de esa manera.

Existe una técnica conocida como “las nubes y el viento” que con solo tres pasos les ayudará a manejar sus emociones. Lo primero que hay que hacer es hacerlos tumbarse en el suelo para que observen tranquilamente las nubes y las cuenten o que nos digan las formas que pueden ver en ellas. Lo siguiente será hacerles sentir que ellos son las nubes. Para ello deberán ponerse de pie y hacer que son el viento mientras soplan y soplan haciendo mover imaginariamente las nubes sin que lleguen a chocarse entre ellas. Para terminar deberán volver a relajarse tumbándose en el suelo y mirando las nubes de nuevo.