Cómo cuidar la delicada piel de un bebé

La piel de un recién nacido sigue protegida por las hormonas de la madre aunque en pocos días sus primeras defensas llegan a desaparecer por lo que debemos saber como actuar dependiendo del trastorno que pueda llegar a afectar su piel. Cómo cuidar la delicada piel de un bebé

Mantener una higiene cuidadosa y delicada

La piel de un bebé es mucho más fina que la de una persona adulta por lo que resulta más vulnerable ante posibles agentes agresores. Por otra parte el lanugo protector con el que cuentan y que se encuentra presente al nacer, suele caerse en unos días sin estar todavía activo el proceso de pigmentación que suele desarrollarse durante los dos o tres primeros años de vida.

Durante los primeros días del bebé de vida la capa protectora de la que disponen lleva a cabo una acción antibacteriana que aunque moderada resulta muy importante.

Por todo esto lavar al bebé resulta muy bueno pero siempre sin exagerar para evitar una alteración de esta película residual.

La piel de un recién nacido de por sí es estéril, pero cuando pasan unas pocas horas tras su nacimiento puede ser colonizada por especies bacterianas y por diversos hongos que aunque algunos de ellos pueden llegar a ser indispensables, existen otros muchos que no. Por esta razón una sequedad cutánea moderada suele ser normal puesto que es la estrategia del propio organismo que se está defendiendo ante una invasión bacteriana excesiva.

Cuando tiene el culito irritado

El enrojecimiento del culito de los bebés suele ser una de las mayores preocupaciones de los recién estrenados padres y que tiene lugar por en contacto con el pipí, las heces y las enzimas del intestino. Es normal hablar de dermatitis provocadas por el pañal cunado dichas enzimas intestinales se expulsan a través de las heces y logran estancarse en el pañal húmedo donde no logran desactivarse sino que al contrario, continúan agrediendo la piel del bebé provocando ese característico enrojecimiento.

Lavar al bebé en estos casos continuamente resulta inútil por lo que es mejor optar por utilizar sustancias que recuperen la acidez de esta zona y evitar en cualquier caso aplicar cremas grasas puesto que crearían un “efecto capa”.

Exceso de sudor

Un error muy usual es abrigar mucho al bebé cuando hace demasiado frío ya que el exceso de ropa puede provocar un exceso de sudoración que llega a macerar la piel del pequeño especialmente en las zonas de las rodillas, de la barbilla, del cuello y de los codos.

Y es que el organismo de los más pequeños no está capacitado para eliminar todo el sudor por sí solo lo que produce la sudamina, trastorno que se manifiesta con ronchas y ampollas en la piel.

Por regla general tan sólo será necesario vestirlos con un pelele combinado con un anorak para evitar que el bebé pase frío en invierno, mientras que en verano será suficiente con vestirle con ropa ligera y fresca, preferiblemente de algodón, ya que este tejido logra absorber la humedad de su piel dejándola transpirar a su vez perfectamente.