Aguas termales

Una de las mejores maneras de pasar unos días de descanso y relax es hacerlo en un balnerario ya sea urbano, donde se ofrece la posiblidad de pasar sólo unas horas, o rural donde poder disfrutar de uno o varios días de las ventajas que ofrecen para la salud de todos aquellos que lo visitan. Aguas termales Características de las aguas termales

Hoy en día todos los balnearios han apostado por el uso dentro de sus instalaciones de aguas termales por los múltiples beneficios más que comprobados, que aportan al organismo de la persona que los recibe. Estas aguas son las que proceden del interior de la tierra gracias al calentamiento producido por las rocas que las rodean. La temperatura con la que afloran a la superficie suele ser de unos 5 grados centígrados superior al lugar de donde vienen, contando con innumerables beneficios para la salud por la cantidad de minerales que las componen.

Aunque muchas personas pueden confundir las aguas medicinales con las aguas termales, existe una gran diferencia, ya que las primeras pueden ser frías, con temperaturas de unos 20 grados centígrados,  mientras que las segundas son imposibles de encontrar con una temperatura inferior a los 22 grados centígrados por lo mencionado anteriormente. Su lugar de procedencia también constituye una de las diferencias entre ellas pues pueden proceder de la superficie o por infiltración. Estas últimas son las conocidas como termales.

Beneficios de las aguas termales

Una mejora de la circulación sanguínea y de la oxigenación del organismo, relajación mental y física o  un aumento del funcionamiento del metabolismo son algunos de los efectos que se consiguen con este tipo de baños siempre y cuando se realicen durante un período mínimo continuado de dos o tres semanas. Enfermedades de tipo dermatológico como psoriasis o dermatitis, enfermedades reumáticas, enfermedades del metabolismo como la diabetes o incluso la obesidad,  tratamiento contra el estrés, infecciones respiratorias leves o incluso algunas de tipo ginecológico, pueden verse mermadas con el uso habitual de este tipo de baños.

Algo muy importante a tener en cuenta, es que en cualquiera de los casos mencionados anteriormente, se debe tener el consentimiento del médico antes de someterse a cualquier tipo de tratamiento, incluido el procedente de las aguas termales, pues cualquier medicación que se esté tomando, algún tipo de enfermedad contagiosa, enfermedades del corazón, aunque sean leves o incluso si se está embarazada, pueden resultar algo contraindicado para el uso de estas aguas. De cualquier manera, cuando se va a efectuar un tratamiento continuado de este tipo, los balnearios especializados en ello, cuentan con un equipo médico que efectuará un reconocimiento previo para asegurarse de que la persona que lo vaya a realizar esté en óptimas condiciones de salud.